Autor: Agustín Arispe
E mail: agusarispe@hotmail.com
…El siguiente escrito fue presentado en la «2ª jornada: La Práctica del Acompañamiento Terapéutico. Un Dispositivo de Trabajo» realizada el 28 de septiembre de 2006, organizada a través de At Lazos y la Universidad Argentina John F. Kennedy
En el prólogo a una obra de su colega Theodor Reik, Freud sintetiza en pocas líneas las vicisitudes que conllevan el atravesamiento del Edipo: “El complejo de Edipo, vale decir la actitud afectiva hacia la familia -en sentido estricto, hacia el padre y la madre-, es justamente el material en cuyo dominio fracasa el neurótico individual y que por eso constituye por lo común el núcleo de su neurosis”.
La Teoría Psicoanalítica aborda al sujeto y sus vicisitudes dentro del núcleo familiar a partir de la constelación edípica, dispositivo de sexuación y socialización -vía interdicción del incesto- en donde los actores de dicha trama son el niño y sus progenitores. Este abordaje denominado “psicológico”, provee una serie de identificaciones que constituyen al viviente como sujeto de la cultura, estas identificaciones se toman de una matriz relacional propia del medio familiar que la sostiene, en un clima de estimulación y afectividad propicio que reciba a este nuevo ser en su seno. Esta matriz, es transmisora de la palabra, de la cultura social y de los propios códigos internos al núcleo familiar, una trama de significaciones posibles que viene a dar sentido a la realidad, un molde en donde las relaciones marcan lugares, plataforma de identificaciones a partir del ofrecimiento del viviente, en un primer tiempo, como objeto falicizado y no residual para este otro, en una constelación fantasmática que irá configurando su realidad psíquica, para que advenga desde allí, un sujeto parlante.
Otro aspecto, el denominado “biológico”, es solidario de la noción de indefensión primaria del cachorro humano o fetalización, que requiere para la supervivencia de nuestra especie, de una estructura social que lo tome y brinde sus primeros cuidados, dando cuenta entonces, de la interdependencia entre los dos aspectos.
Ambos aspectos, confluyen a su vez en la noción de aprendizaje, puente entre las capacidades biológicas y el medio social, que junto a las propias vicisitudes biográficas darán cuenta de una subjetividad posible.
El abordaje psicoanalítico de la temática familiar surge a partir del deseo de un niño en una pareja. Recortándose aquí dos funciones primordiales: una función materna y una función paterna, que no necesariamente están encarnadas en los progenitores sino que cualquier persona -atravesada por un deseo- puede ser agente de dicha función. La función materna se caracteriza principalmente por una función alimenticia que constituye la pulsión por apuntalamiento anaclítico y es dadora del lenguaje, en tanto para el niño, ella “nombra el mundo de los objetos”. Una transmisión significante a partir del encuentro entre necesidad y demanda, dará lugar al establecimiento paulatino del principio de realidad por sobre el principio de placer.
La función paterna se caracteriza por transmitir un significante de corte al deseo materno que catapulta al niño hacia la exogamia, encarnando la Ley en el deseo. A su vez este significante otorga la posibilidad de interpretar el deseo del otro, lo que permite investir fálicamente el campo objetal, característico de las estructuras neurótica y perversa, dejando a la Psicosis perdida entre los avatares de la pauperización del deseo, modalidad subjetiva de dicha estructura.
Promediando el desarrollo de su pensamiento , Freud indica que la formación de las pulsiones sociales se originan en un círculo estrecho como el de la familia, vale decir, es aquí en dónde se comienza a elaborar la relación con el otro, que permite luego precipitar en relaciones sociales de más vasto alcance a partir de las sublimaciones de los vínculos de objeto que llama de meta inhibida.
Me gustaría señalar brevemente, para introducirnos en el campo de la psicosis, que en el historial de Schreber, Freud vincula estrechamente la resexualización de las pulsiones sociales y la defensa que el sujeto lleva a cabo ante la misma, a partir de una regresión al narcisismo; es decir, plantea entre líneas el problema de la psicosis como una subjetividad asocial, por fuera del lazo con el otro, apoyándose también, como hemos visto, en la conceptualización del Edipo como dispositivo de entrada en la cultura a partir de la interdicción del incesto.
La función del AT será acompañar al paciente en aquello de la situación que lo enferma, dado que muchas veces el sujeto se deja enfermar por exceso o ausencia de la palabra de la madre que no llega, (o caso contrario, que lo invade). En nuestra intervención encontraremos familias enfermantes, condenantes (que empujan al paciente al lugar del enfermo), o, por el contrario, colaboradoras respecto de la salud del paciente, e incluso familias retentivas y/o expulsivas. Como sabemos, no existe para los avatares subjetivos, profilaxis posible.
Nuestra función será entonces tener una visión más amplia del entorno del paciente detectando qué lugar ocupa en su familia, tanto para sus padres como de sus hermanos y qué significantes se han depositado en él, ya que recibir el nombre de un abuelo muerto puede ser indicio de un duelo no tramitado en el otro, o ser depositado en el lugar del enfermo como chivo expiatorio, puede dejarlo como depositario de las frustraciones familiares de los otros miembros de la familia. Es innegable el peso de estas condenas familiares en la constitución subjetiva, debido a que el síntoma del paciente no cesa de insistir en denunciarse como efecto de lo que hay de sintomático en la propia estructura familiar, quedando definido “como representante de la verdad”, una metáfora de ella.
A los fines argumentativos anteriormente descritos, deseo informar brevemente sobre la historia de Miguel, la misma transcurre en el Hogar Nueva Vida, una institución dedicada al cuidado de pacientes con diversas patologías, que posee internación y funciona además como hogar de día. La institución cuenta con un gabinete de profesionales, nucleando varias disciplinas que interactúan en el cuidado de los pacientes brindándoles una mejor calidad de vida.
El mismo está compuesto por Psiquiatras, Psicólogos, Psicopedagogos, T.O., Profs. de Ed. Física, entre otros y posee además, talleres en donde los pacientes realizan actividades tanto de recreación como productivas, funcionando éstos como lazo entre el Hogar y la comunidad del lugar. Aquí se elaboran alimentos y se aprenden oficios, se practican deportes y se reflexiona sobre cine y eventos propios del hogar. Comencé a trabajar aquí en agosto de 2005, por intermedio de AT Lazos, institución dedicada a la enseñanza, práctica y supervisión del Acompañamiento Terapéutico, que funciona desde 2003 fomentando el espacio del AT como otro dispositivo posible para el tratamiento y cuidado de pacientes.
Miguel tiene 34 años y vive en el hogar Nueva Vida, desde 1997. Anteriormente a su internación recorrió varias instituciones, estuvo en centros de educación especial, también fue internado en el Hospital Alvear a raíz de un episodio delirante con agresión de palabra y hecho hacia terceros. También concurría en el Borda, según me comentó, al servicio de hogar de día. Su diagnóstico actual es de esquizofrenia con rasgos paranoides.
Su historia gira en torno a un actor principal: su madre. Cuando vivía con ella, lo hacía tirado en su cama, leyendo el diario y comiendo todo el día; su comida preferida (preferida por su madre) hasta su internación, era papilla.
Respecto de su padre, él me cuenta que falleció durante su adolescencia y que tuvo una grave enfermedad en donde fue perdiendo la movilidad de sus extremidades, murió aparentemente luego de una gran agonía. En su discurso, en sus anécdotas, este padre no aparece, o más bien lo hace en toda la dimensión de su ausencia. Las funciones anteriormente descriptas, en esta historia no han operado, estos agentes no han podido introducir un ordenamiento simbólico en relación al deseo, condenando toda salida posible hacia la exogamia.
Actualmente su madre vive en un hogar para ancianos desamparados en el barrio de Floresta, al cuidado de varias monjas debido a su enfermedad, ella padece de depresión desde el fallecimiento de su esposo. Debido a esto, él quedó a cargo de un juzgado, ya que se encuentra incapacitado para valerse por sí mismo.
Conocí a Miguel en Agosto de 2005, hace ya un año, lo primero que dijo cuando me vio, luego de estrechar mi mano fue: -“Estoy muy mal porque mi vieja no viene a visitarme…, me encerró acá, me quitó la libertad.”
Miguel nunca se separó de su madre, aún en la distancia sólo habla de su relación con ella, dice que la extraña y se queja si ésta no va a visitarlo. Ella aparece incesantemente en el discurso del paciente, a veces es como si ambos fueran la misma persona, por lo averiguado en la institución, él es un calco de su madre, posee sus mismas actitudes y sus mismos códigos valorativos.
Miguel es muy sedentario y por momentos, poco sociable; sus actividades preferidas son la lectura de diarios, especialmente los deportivos y la ingesta de comida.
Posee estatura mediana, es algo corpulento dado su exceso de peso, es morocho y usa pelo corto, su forma de hablar es algo aniñada, como inocente.
Es muy afectuoso y también asustadizo, sobre todo a los espacios abiertos o muy transitados, su vestimenta es algo descuidada, está siempre desprolijo y se le debe insistir para que persevere en su aseo personal, es muy descuidado con sus efectos personales y suele perder ropa, dinero, etc.
Le gusta mucho estar en la cama y casi siempre debo insistir para que se levante y podamos realizar actividades. Se caracteriza por un particular goce en la insatisfacción, prefiere siempre el diario de ayer, o hacer largos viajes sabiendo que no podemos por razones de horario. Posee además un tinte muy melancólico, participa una conversación alienado al discurso materno, su producción oral es limitada, obligando al interlocutor de turno a poner palabras a su decir, él en nuestras charlas se expresa a través de mi propio discurso y a veces es complicado rastrear en él sus propios anhelos, suele dejarse influir por los dichos de sus compañeros o de las autoridades del hogar, esto dificulta mucho poder ubicar allí, algo de la propia subjetividad.
Las conversaciones que él inicia se encuentran cargadas de un automatismo no dialectizable referido a la pérdida de su independencia, el porqué de su internación en el hogar, en donde su madre aparece como la persona que lo encerró, y además muchas fantasías de aniquilamiento o muerte al manifestar querer ser trasladado a lugares notoriamente siniestros, la cárcel de Devoto, la colonia Montes de Oca o lugares similares.
Casi siempre se refugia en situaciones que son capaces de producirle temor, angustia o miedo, situaciones en donde quedar como objeto del goce del Otro.
La sintomatología de su psicosis se compone de alucinaciones visuales respecto de árboles con formas humanoides amenazantes, ojos, orejas puntiagudas, colmillos, etc., todas de tinte diabólico. Frecuentemente se queja durante las salidas de vista borrosa, disnea y ojos hacia atrás.
Los rasgos paranoides aparecen al menos en dos formas, a veces bajo la forma de una misma pesadilla que desde el despertar de su adolescencia lo atormenta: El Diablo, con un aspecto nítidamente horroroso se presenta en sus sueños, insultándolo y amenazándolo de muerte, a veces a él, a veces a su madre (no existiendo una clara distinción entre ambos).
La primera vez que soñó con estas apariciones fue durante el comienzo de su adolescencia, luego de la observación de un póster erótico en donde una mujer, que posaba semidesnuda en él, se encontraba disfrazada de Diablo; él me cuenta haberse excitado sexualmente con esta imagen de la modelo y relaciona esto con el surgimiento de las pesadillas.
Quisiera mencionar, como otra forma de aparición de estas características, en la línea de lo manifestado, que en él la excitación sexual es vivida como peligrosa, persecutoria y demoníaca.
En esta otra línea, me cuenta que su primera experiencia sexual -con una prostituta- fue muy desequilibrante para él, ya que estuvo en cama mucho tiempo sin querer hablar con nadie, luego de esta experiencia que además fue planeada e introducida por su madre, habiendo tenido lugar en su propia casa.
Recientemente me manifiesta haber escuchado durante el día la voz de una mujer que identifica como perteneciente al hogar, la misma según Miguel, hablaba de él con otra persona, en muy malos términos. El se encontraba muy asustado por esto y me manifiesta temer a una represalia de esta persona, algo así como una retaliación.
Por lo averiguado en nuestros encuentros, esta persona resulta ser, en un tiempo anterior a la aparición de las voces, objeto de la excitación del paciente, él me manifiesta sentirse atraído por ella y es a partir de esto, que en un tiempo posterior esta excitación adquiere marcadas características de tipo paranoide, transformándose en algo muy tormentoso para el sujeto.
Desde el acompañamiento me encuentro trabajando con él específicamente sobre la temática de los vínculos, intentando construir un lazo con los otros que le brinde nuevas identificaciones y que instaure cierta legalidad en relación al semejante. La posibilidad que brinda la institución de ofrecer desarrollar un oficio o un trabajo es una excelente oportunidad de construir estos vínculos intersubjetivos, es por eso que el paciente se encuentra actualmente profundizando vínculos sociales con sus compañeros del hogar, colaborando en los diversos talleres de la institución. Se destaca en el taller de cocina habiendo obtenido en los últimos dos meses la distinción de empleado del mes, cosa que lo pone muy contento ya que además de dicha mención, dispone ahora de dinero y comienza a proyectar en qué utilizarlo.
También intento a través de las salidas, lograr en él, un vínculo más estrecho con la comunidad del lugar -verdulero, quiosquero, diariero, almacenero, etc.-
A través de las visitas a estos comercios intento que surja en él un interés mayor por el campo de los objetos del mundo, proponiéndole utilizar su dinero como herramienta de adquisición de objetos que posean cierta valoración subjetiva, Miguel compra revistas deportivas de su agrado, como así también objetos personales varios para el cuidado y mantenimiento de su aspecto y de su persona, consecuencia lógica del contacto con los otros.
Una meta a desarrollar en un futuro cercano es continuar desarrollando mayores aspiraciones, profundizar el trabajo sobre el propio cuerpo, obtener un mejor registro del mismo y poder comenzar una dieta, para sentirse mejor y poder jugar al fútbol, su deporte preferido.
Proyecto a tal efecto, enriquecer su afán deportivo poniendo en práctica la realización de salidas vinculadas al deporte, como también una actividad deportiva y colectiva propiamente dicha, que sea de su agrado, como otra forma de lazo social que le permita efectuar una salida de la alienación endogámica respecto de su madre.
En las actividades que realizamos con el paciente hago hincapié en esta diferenciación, trabajando específicamente en la instalación de un proyecto subjetivo a futuro. Intento además que paulatinamente pueda dejar atrás el lugar en el que su familia y su condición lo han puesto, vale decir aquel al que hay que “hacerle” o “asistirlo” en su indefensión, ya que muchas veces se presenta así frente a los demás, en el lugar de objeto pasivo.
También, considero oportuno, dada su avidez por la lectura de diarios, fomentar la lectura de libros como forma de participación activa en un mundo simbólico que le sea novedoso, e incluso la escritura, tanto de sus propias experiencias biográficas, como de aquellas experiencias creativas que intente producir, intentando en una tramitación discursiva atravesada por el registro de la palabra, una inscripción simbólica que limite el goce.
Mi tarea, en resumen, es colaborar en que Miguel encuentre por sí mismo, pequeños anhelos día a día, que le permitan fortalecer la búsqueda de un destino propio, extraviado en los avatares de su historia.
Septiembre de 2006
Freud, S., Prólogo a Theodor Reik: Probleme der Religionspsychologie, Amorrortu, Tomo XVII, Bs. As., 1979.
Freud, S., Psicología de las masas y análisis del yo, Amorrortu, Tomo XVIII, Bs. As., 1978.
Lacan, J., Dos notas sobre el niño, en “Intervenciones y textos 2”, Manantial, Bs. As., 2001.
(4) Pág.240. Manuscrito G. Melancolía, S.Freud