Acompañamiento Terapéutico – Psicosis: o de cómo restituir la buena fe en la palabra

Autora:  Ruth Askelrad

Este trabajo fue presentado en la jornada de Acompañamiento Terapéutico  «Acerca de la práctica» organizada por At Lazos y realizada en la Universidad J. F. Kennedy en abril de 2003.

Viñeta Clínica:

G., un paciente de 36 años, médico, con diagnóstico de esquizofrenia paranoide, internado en la sala de Salud Mental del Hospital Alvarez, pronto a externarse y a quien yo acompañaba en tal proceso, ante la mirada de otro paciente, entre envidioso e incrédulo, y que le preguntaba qué hacía yo allí y porqué él no tenía también una acompañante, G. le explica con cierta condescendencia: “Ella es como mi puching ball, yo con ella me entreno, ensayo cómo es hablar con una mujer… para después, hablar con una mujer”

El presente trabajo tiene por objetivos: 1) Describir dos experiencias clínicas innovadoras que han implementado el Dispositivo de A.T. en instituciones para el abordaje de las psicosis desde una perspectiva de orientación  lacaniana; 2)  A la luz de aquellas, realizar consideraciones teóricas acerca de la especificidad del dispositivo de A.T.,  en general y la pertinencia de su utilización en el abordaje de las psicosis, en particular.

1)  Me interesa referirme a dos experiencias clínicas innovadoras que han implementado la utilización del A.T. en instituciones para el abordaje de las psicosis desde una perspectiva psicoanalítica de orientación lacaniana: A) Lántenne 110, fundada por Antonio Di Ciaccia en Bruselas, en 1974 y B) el Centro “388”, fundado en 1982 en Quebec, un centro de tratamiento psicoanalítico para jóvenes adultos psicóticos. Desde ya, resultan ser dos experiencias valiosas entre otras existentes en el mundo, incluido nuestro país, el que  ha tenido un papel protagónico en la historia latinoamericana de la Salud Mental,  en general y de la implementación del rol del A.T., en particular.

A ) L’Antenne 110 fue fundada en 1974 por un psicoanalista no médico, Antonio Di Ciaccia, con el objetivo de construir una práctica en instituciones con chicos psicóticos, en referencia a las enseñanzas de Freud y Lacan. Como discípulo directo de este último, Di Ciaccia concibió L’Antenne 110 “como una apuesta: poner a prueba la teoría de Lacan y, confiando  en su afirmación: “El inconsciente está estructurado como un lenguaje”, para orientar y deducir una práctica en institución con  psicosis infantil, en donde no se hará jamás un psicoanálisis.”(1 IX)   La institución de este modo pensada, está organizada por el psicoanálisis, sin contenerlo. Es decir, los niños cuentan con un tratamiento psicoanalítico y psiquiátrico  por fuera, sin recibirlo en la institución. “De lo que se trata, no es ni del bien, ni del amor de los niños, pero sí del deseo. Por la operación analítica, ese deseo es un “deseo avisado”. Unica vía para evitar la “normalización psicológica” y la “moralización racionalizante” que amenazan toda institución. De modo que se distingue de la escuela tanto como del hospital psiquiátrico, fundándose en la ética del psicoanálisis.

Di  Ciaccia afirma:  “Yo me di cuenta rápidamente de que los lugares más importantes, estratégicos para hacer entrar a los niños en la cadena significante, eran la cocina y el baño”. Se trata de suscitar en los niños, bajo la forma de asentimientos y negativas, un deseo. Pero eso sólo es posible si el educador o, más bien, toda persona que trabaja con los niños, parte de actividades significantes para ella: el deseo del niño sólo puede surgir del posicionamiento del adulto.  Se afirma que ese  movimiento se organiza a partir de un principio de base: la triangulación. Sean las que sean las actividades, si ellas deben partir del deseo del adulto, no por eso dejan de estar organizadas por la referencia a un tercero. La triangulación que permite al adulto, encontrarse en otra situación que no sea la dual, a la cual sin embargo, lo empuja el niño psicótico, atento a que él está a su fantasma y al lugar al que él se consagró a ocupar ahí. Esta triangulación edípica protege al adulto, le impide pensar que ese niño le es necesario, como ella salva al niño ofreciéndole otro en falta, que le abre la posibilidad de colocarse como sujeto deseante. Eso no significa que el niño no tenga actividades solo con el adulto (individuales), pero una actividad de a dos no es dual, cuando ella implica a otro exterior. “Nosotros trabajamos en cadena, a hacer la cadena”. A la pregunta acerca de cómo operar favoreciendo la pacificación y no tornarse objeto persecutorio, en L’Antenne 110, siguiendo las enseñanzas de Lacan responden:  haciendo que la demanda y el deseo del adulto en funciones aparezcan desviados del niño, en otra parte, puestas en otra cosa, por ejemplo: un taller con algo que les  guste hacer a ellos, alguna ocupación que los mantenga distraídos del niño. Regular ese partenaire que vienen a encarnar, una presencia que implica una barra sobre los objetos de la pulsión que resultan peligrosos: la mirada, la voz, la demanda anal, la demanda oral. Por otra parte, se tratará de diluir la transferencia y pluralizar el Uno.

B ) La experiencia del  Centro “388”, un Centro de tratamiento psicoanalítico para adultos jóvenes psicóticos, resulta una experiencia muy interesante, desarrollada en Quebec por Apollon, Bergeron y Cantin..

El trabajo del A.T., se inserta en la cotidianeidad del centro,  en tanto se lo considera un interviniente entre otros: personal administrativo, de limpieza, de cocina, psiquiatras, psicólogos, trabajadores sociales, etc. De este modo, su labor se inscribe en la lógica de los tratamientos. La intervención del A.T. es pensada como una presencia importante, tendiente a acotar cotidianamente a los psicóticos. En manos de los A.T. se halla un aspecto particular del trabajo: la delimitación del delirio psicótico como preliminar al desarrollo de un espacio subjetivo. (p.152)

“En conclusión, podemos decir que en el marco del tratamiento propuesto por el “388” los acompañantes  establecen ciertas condiciones necesarias para la rearticulación social del psicótico.

Este trabajo realizado en el campo analítico, pasa por la instauración de la buena fe de la palabra necesaria para que el usuario pueda expresar aquello que vive sin ser rechazado. El acompañante tiende por una parte a recibir y a soportar la palabra y, por otra parte, manteniendo las exigencias de la inscripción del usuario en su plan de tratamiento, el respeto por las reglas culturales y sociales, la necesidad de una vida más activa en la comunidad, lo lleva de alguna forma a efectuar un trabajo de delimitación de su espacio  imaginario y a revisar sus ideas delirantes. Es así que progresivamente es llevado a poner en obras proyectos sociales que se apoyan sobre lo que nosotros llamamos en el “388” “ficciones provisorias”. Esta producción subjetiva, ligada a su historia personal y a lo que está en juego en su discurso delirante, lo ayudará a encontrar reconocimiento y satisfacción en su nueva coexistencia con el prójimo” (Apollon, p. 157)

2)  A modo de conclusión:

Me ha resultado de gran utilidad acceder al conocimiento de experiencias como las descriptas en la ardua y apasionante tarea de abordar las psicosis y acompañar a un sujeto en el camino de reconstrucción de su lugar en el mundo, a partir del balizamiento que los fragmentos de historia subjetiva que el delirio muestra, nos  proponen.

Pensándolo en términos de Apollon y otros, el abordaje de las psicosis es  planteado como un tratamiento global, que incluya un tratamiento clínico psicoanalítico, psiquiátrico, intervenciones psico-sociales y culturales e intervenciones familiares. El Dispositivo de A.T. se integrará una serie de dispositivos con los que ya se cuentan en las instituciones (Asamblea, Reuniones Multifamiliares, Entrevistas Familiares, Hospital de Día, Terapia Ocupacional, además de las entrevistas psicológicas y psiquiátricas, Servicio Social, etc.)  Resulta indudable la amplia gama de  posibilidades que se abren a partir de la presencia del  A.T., como figura diferente del acompañamiento familiar, que en ocasiones adquiere una categoría de necesario.

Last, but not least, considero que estas lecturas de las que aquí doy cuenta y otras que me habitan, así como el  intercambio diario con colegas, me están “acompañando”, ayudándome a pensar, entre otras cosas, de qué modo el A.T.  interviene enriqueciéndose el trabajo con pacientes,  ya sea que se hallan cursando cuadros de descompensación psicótica agudos, como estados cronificados y de pauperización subjetiva, en donde el A.T. puede contribuir con su especificidad, dentro de un equipo interdiscilinario de profesionales intervinientes.

Buenos  Aires, Enero/2003

Bibliografía

Apollon, Bergeron.y Cantin. Tratar la Psicosis. Editorial Pólemos. Buenos Aires, 1997.

Di Ciaccia, A. y otros. “De La Pedagogía al Psicoanálisis”, en Psicoanálisis e Institución.               Publicación del Equipo 111. Centro de Día Terapéutico – Educativo. Cuaderno X, Rosario, 1998.

Varios.  “L’Antenne 110” Publicación del Equipo 111. Centro de Día Terapéutico –  Educativo.  Cuaderno   IX.  Rosario, 1997.