Autora: Lic. Sandra B. Sarbia
E mail: informes@at-lazos.com.ar
…La escritura nos suele proporcionar un espacio de revisión del devenir de un tratamiento, en un tiempo segundo respecto del momento en que ocurre la experiencia con el paciente. Hay separación y distancia entre escritura y experiencia.
Nos permite una lectura y reconstrucción del caso que estamos tratando. Y tener presente el caso nos servirá para poder intervenir de una mejor manera durante el encuentro con el paciente.
Una de las recomendaciones que nos da S. Freud, cuando atendemos pacientes en nuestro consultorio, es tomar nota luego de la atención del paciente, al final del día. Estimo que podemos considerar estas recomendaciones al momento de pensarlo en torno al acompañante terapéutico.
Primeramente, tomar nota delante del paciente podría interrumpir su decir o trabarlo, ponerlo en situación de atención y/o espera respecto de mis anotaciones o causarle ideas persecutorias en torno a las mismas.
En segundo término, entiendo que la experiencia que nos pone en cierto lugar respecto de un paciente, sea el lugar del analista o el del At, es con uno dentro de la misma. Para tomar nota preciso ubicarme en el sitio del observador, desde donde podría registrar en un papel lo que sucede como si estuviese viendo la escena, desde afuera. Tomar cierta distancia, de alguna manera salirme de la escena.
Ahora si lo que ocurre, ocurre conmigo adentro, tomado por la experiencia, difícilmente podría dejarme tomar sustrayéndome para registrar el encuentro. Es desde adentro que me puedo dejar tomar por los lazos libidinales con que el paciente me envuelve. En este enlace libidinal el paciente me destina un lugar, que inevitablemente tendrá que ver con cierta serie psíquica singular.
Por estas cuestiones me parece conveniente tomar nota de lo ocurrido después del encuentro con el paciente, registrando lo más importante del mismo. Para después poder producir un informe, que seguramente nos solicitarán cuando hagamos un AT. Con cierta periodicidad que nos será explicitada según cada caso.
¿Para qué hacer un informe?
El trabajo del At no es posible en soledad, su labor se halla ligada a la de otros profesionales, más específicamente articulada a la dirección de la cura que otro ha pensado. Su intervención será situada en el seno de una estrategia y articulada a ésta. Producir un informe es, entre otras cosas, ligarnos a esa estrategia, apuntar al trabajo con otros.
¿Qué se puede poner en un informe?
No es posible escuchar ni observar todo por lo tanto tampoco será posible consignarlo todo en un informe. Sino lo que consideremos más importante, aquello que nos pidan captar desde la dirección del tratamiento, cuestiones que nos llamen la atención en torno a la vida cotidiana del paciente y principalmente aquello que tenga que ver con las indicaciones que hemos recibido, con aquello para lo cual hemos sido convocados, con nuestra función como At.
Ahora, en el trabajo con pacientes en torno a la Salud Mental, fundamentalmente cuenta la posición subjetiva desde donde intervenimos. Y cada At anotará lo que su posición subjetiva le permita escuchar, observar, descubrir.
Existen pilares que hacen a la formación del At, que le permitirán poder escuchar y acompañar mejor. Estos son: el recorrido que haya hecho o esté haciendo en el análisis personal, la formación teórica de que disponga y lo que le aporta el espacio de la supervisión al que asista.
Desde su atravesamiento por estas instancias es desde donde sus intervenciones tendrán lugar.Bibliografía:
Consejos al médico sobre el tratamiento psicoanalítico, S. Freud, T.XII, pág. 113.Junio de 2006