Autora: Stella Maris Oroná (*)
E mail: msorona@hotmail.com
…(*) Stella Maris Oroná es alumna del curso anual de Acompañamiento Terapéutico dictado a través de At Lazos (abril de 2006 a enero de 2007)
Mi acercamiento a la clínica se dio durante el 2005, cuando comencé a concurrir a la radio La Colifata que transmite todos los sábados desde los jardines del Hospital Borda. Allí luego de varios encuentros conocí a Jorge (1). Locutor profesional, así se presentó y así se presenta con todas las visitas, tiene un carnet que avala su condición.
Luego de varios encuentros se fue produciendo un lazo importante, Jorge me comentaba sus historias, cómo había llegado al hospital y cómo se produjo su inserción en la radio. A lo largo de todos los sábados, Jorge me regalaba poesías que había escrito para mí, recuerdo que tengo una guardada en casa y otra en mi oficina, fue el primer regalo que recibí de un paciente así que lo tomé como un obsequio muy valioso.
Cuando se ingresa a un sitio como éste, los internos intentan acaparar la atención de uno constantemente, se vienen en manada a saludar y a presentarse, Jorge fue uno de esos y fue también quien sacó a varios de mi espalda. Creo que en ese momento se marcó una diferencia muy notoria. Por poco o mucho, no sé como medirlo porque me da la impresión de que siempre falta algo más por saber del paciente, Jorge me contó que estuvo internado 14 años por depresión acústica, ese era el diagnóstico que le dieron en el hospital, fue ex combatiente de Malvinas, hecho importantísimo en él que lo acompañará para el resto de la vida. Durante su internación se le administró Clonazepam, es un ansiolítico cuyo efecto es calmar la ansiedad y la angustia y también Tegretol que es un antiepiléptico. Jorge recuerda muy bien sus años de internado en el Hospital Borda casi con exactitud. Comenzó en los talleres de Cooperanza, en un taller donde hacía radio y luego, con el surgimiento de la radio La Colifata se instaló ahí como El Locutor Oficial.
Jorge siempre me habla de la guerra, de la tarea que le tocaba hacer en Malvinas y me decía que a él siempre le vienen las vivencias de ese momento y escucha los ruidos de la guerra, es como si estallara la bomba acá y ahora siempre me pasa lo mismo, me contaba. Yo en ese momento pensé que se trataba de una neurosis traumática, algo que no se terminaba de ligar, una neurosis de guerra como señalaba Freud.
Con el paso del tiempo algo en su discurso no andaba muy bien, me acuerdo que siempre me traía fotos de él cuando era joven, ahora está pasando los cuarenta pero no sé muy bien con exactitud su edad. Algunas de ellas no muy creíbles, parecían postales, me llegó a decir que era hijo de un jugador de fútbol que actualmente esta jugando en River, algo irrisorio de por sí, y ahí comenzó mi duda y estas ganas de investigar en qué patología lo coloco? Pensé en un delirio, que se acercaba más a una psicosis. Mi afán de saber más me tenía más pendiente en la escucha. Estas ganas de saber, al principio me tuvieron muy ocupada pensando, pero después las fui descartando ya que no era mi tarea saber el padecimiento de cada paciente sino desde mi lugar qué era lo que podía aportar, y me di cuenta que llegó a ser bastante. Ellos me lo demuestran cada sábado que los veo, que con sólo estar con ellos y compartir unas horas es muy valioso y enriquecedor a la vez.
Siguiendo con la historia de Jorge, al principio estaba muy mortificado y me llamaba para decirme que se quería suicidar, que estaba mal y quería charlar con alguien por teléfono. Mantenía una relación con una chica que lo tenía un poco preocupado e inestable. Al principio pensé que había hecho mal en darle el teléfono de mi trabajo pero después me di cuenta que de esta forma lo podía ayudar, lo podía escuchar que era lo que él necesitaba en ese momento. Es obvio que cuando recibía esas llamadas me quedaba muy sorprendida y sin saber qué decirle, es que nunca me había pasado, pero con el tiempo comprendí que lo que él necesitaba saber era que tenía alguien más del otro lado del teléfono que lo escuchara con atención y así pasaba con todo, porque yo le enumeraba la gente que lo quería: sus amigos, los de la radio, la gente del hogar, su trabajo en los talleres y ahí quedaba más tranquilo. Y cuando lo escuchaba más tranquilo yo también me sentía mejor porque no sabía qué podía llegar a pasar cuando cortara.
Aunque esta experiencia es mínima, para mí fue un aporte importantísimo, no llegó a ser un acompañamiento terapéutico, en ciertas ocasiones encontré cosas, momentos que involucran lo que es un acompañamiento. Mi rol ahí se jugaba por el lado de acompañar a Jorge, de escucharlo y no de interpretar. Muchos de los temas que me contaba le sugería charlarlos en la reunión de grupos de los viernes que coordinan dos psicólogos. Actualmente está viviendo en un hogar y una vez por semana hablamos de sus cosas, está de novio con una chica del hogar, hace unos meses tenía la idea de casarse y quería que yo fuese su madrina, cosa que después lo pudo revertir porque su situación con esa muchacha era un poco caótica. Jorge me consulta casi todo, lo último que charlamos fue como hacer el trámite de la jubilación por ex combatiente, cada vez que me ve me dice que me quiere y yo le digo que todos queremos verlo bien. Tiene momentos en que está muy triste, y ahí viene todo su desgano y las llamadas por teléfono, es ahí donde intento desde mi lugar escucharlo y buscar juntos alguna solución. Ahora está participando de un taller en el Hospital Borda y me dice que está cansado de vivir en Hogares, que se quiere mudar.
A Jorge lo quieren mucho en la radio, es muy compañero de todos y es el más viejo ahí.
Esto por ahora no tiene un final, ya que seguimos en contacto semanalmente. El lazo que se armó fue muy importante y enriquecedor. Jorge de alguna manera, me abrió las puertas del camino que elegí transitar.
Septiembre de 2006
(1) Nombre de ficción para guardar su propia identidad.